
El uso de soluciones biológicas como el hongo formador de micorrizas, Glomus iranicum var. tenuihypharum, reduce las concentraciones del cadmio en el suelo y evita que ascienda a la planta y contamine los frutos.
“Más de un 70% de las tierras secas utilizadas en agricultura en América Latina sufren una degradación de moderada a extrema”, afirma el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que también señala que el empeoramiento de la contaminación del suelo es una de las amenazas para el “futuro de la producción alimentaria, la salud humana y el medio ambiente en todo el mundo”.
La degradación de la calidad de los suelos tienes entre sus causas la presencia de metales pesados, como cadmio, arsénico, plomo y mercurio, que también pueden aparecer como residuos en los alimentos por la fertilización agrícola y un insostenible manejo de los suelos. Por escorrentía, los metales pesados en los suelos agrícolas afectan a las aguas fluviales y al suministro para consumo humano.
18 países de América Latina y el Caribe trabajan ya juntos en evaluar los efectos de los metales pesados en sus suelos a través del proyecto RLA5089, con el objetivo de generar conocimiento e información sobre su impacto ambiental.
Las consecuencias se dejan sentir en los niveles de metales pesados en los productos agrícolas. El Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF) de la Comisión Europea reportó a principios del pasado agosto un alto contenido de cadmio en una partida de aguacates procedentes de Perú que llegó a Holanda. Es la quinta vez ya en este año que se detecta este metal pesado en aguacate ecológico de origen peruano.
El pasado mes de julio, Estados Unidos retiró una partida de arándanos ecológicos de Lituania a través de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), que había informado que los niveles de plomo en estos lotes de arándanos están por encima de lo recomendado.
¿Por qué se encuentran metales pesados en los cultivos?
“Que la estructura primaria del suelo los contenga es raro”, afirma Félix Fernández, Head of Technological Surveillance & Competitive Intelligence de Symborg. Lo más frecuente es que se aporten a través de la fertilización, básicamente de síntesis. “Los fertilizantes que más metales pesados aportan son los de origen fosfórico, porque están asociados básicamente al cadmio, al arsénico y al zinc. Por ejemplo, en los suelos de origen volcánico, donde el fósforo no está disponible en la planta, hay necesidad de hacer esas aportaciones importantes de fertilizante contaminado con cadmio”, señala Félix.
En suelos muy trabajados en América Latina, sobre todo en cultivos como el aguacate y el arándano, existen verdaderos problemas de metales pesados, porque son suelos que no tienen el fósforo disponible y se hacen aplicaciones importantes de fertilizante que viene contaminado con cadmio, con lo que se transforma en un problema, ya que al metal pesado tiene una difícil degradación en el suelo. Además, la presencia de cadmio en suelos agrícolas genera gran preocupación por la facilidad con la que es absorbido por las plantas.
Soluciones biológicas para controlar los metales pesados
En México, donde la acumulación de metales pesados en los suelos es un problema que va en aumento, sobre todo por la actividad minera, se está empleando su fitoextracción mediante la inoculación de microorganismos del suelo, bacterias y hongos micorrízicos arbusculares, específicamente del género Glomus.
“Uno de los grupos microbianos importantes que ayudan a la degradación de esos metales es el Glomus iranicum var. tenuihypharum. Patentado por Symborg, es un hongo formador de micorriza, que tiene un carácter simbiótico y que tiene la característica que cuando absorbe el cadmio lo encapsula en grasa y no deja que penetre en la planta y va excretando pequeñas gotas de grasa con cadmio que, a posteriori, son degradadas por la propia microbiota del suelo”, explica Félix Fernández.
Esta actividad microbiana es crucial para el control de los metales pesados en el suelo y en el cultivo. Existe un grupo de bacterias, básicamente rizosféricas, que tienen la capacidad metabólica de degradar esa estructura de grasa con cadmio para reducir las concentraciones de ese metal pesado en el suelo finalmente, evitando que el cadmio ascienda a la planta y contamine los frutos.
Nuestro exclusivo hongo formador de micorrizas Glomus iranicum var. tenuihypharum está presente en los bioestimulantes MycoUp, MycoUp 360, Resid MG y Resid HC.
El uso de este hongo formador de micorrizas evita la acumulación de cadmio en suelo y la traslocación de este a los frutos, “ya se ha demostrado en varios estudios con agroindustrias y universidades del Perú, donde el uso combinado de nuestros productos MycoUp y MBB 10 ha sido capaz de reducir la absorción de este metal hasta en un 90 %”, indica Juan Luis Herrera, Business Sustentability Manager de Symborg Perú.
En el ensayo realizado en el cultivo de Aguacate por la UNAS, se observó una reducción de los niveles de Cadmio en fruto de un 40% respecto al testigo.
Se realizaron 3 aplicaciones de MycoUp a una dosis de 3kg/ha y las dos restantes a 2 kg/ha cada una (15 de agosto, 23 de octubre y 20 de diciembre) correspondiendo a las fenologías (floración, fruto tamaño aceituna y fruto tamaño huevo).
Los resultados, como se puede observar en la tabla a continuación, muestran un claro descenso de los niveles de cadmio en fruto.
Como conclusión, Glomus iranicum var. tenuihypharum no solo mejora la calidad del suelo, sino que también incremente la absorción de nutrientes, el uso eficiente del agua, la mejora en la tasa fotosintética de la planta y el desarrollo de raíces. Con buenas prácticas de fertilización, riego y manejo del cultivo, las producciones agrícolas pueden ser más rentables y mucho más sostenibles en el tiempo.
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