
El cambio climático es una de las mayores amenazas a las que nos enfrentamos hoy, y la agricultura no es ajena a sus consecuencias. Afortunadamente, la biotecnología pone a disposición del sector una serie de soluciones que contribuyen a mitigar los efectos del calentamiento global. ¿Quieres conocerlas? En este artículo te mostramos algunas de ellas.
Si hasta ahora implantar medidas para mitigar los efectos del cambio climático era una opción, a partir de este momento será más bien una obligación. La Unión Europea está decidida. Estrategias como la de “Biodiversidad”, “De la granja a la mesa”, la de “Protección del Suelo” o incluso la propia Política Agrícola Común, todas enmarcadas dentro del “Pacto Verde Europeo”, se encargarán de ello.
El Pacto Verde es la hoja de ruta para adaptar las políticas europeas hacia una economía circular climáticamente neutra. Su fin principal es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 55 % de aquí a 2030. La estrategia “De la granja a la mesa” también pretende una reducción del 50 % del uso de plaguicidas químicos, un 20 % el uso de fertilizantes y el exceso de nutrientes, entre otros, para disminuir la contaminación del suelo, del agua y del aire.
¿Es esto posible? En Symborg, estamos convencidos de que la respuesta está en la innovación. Gracias a ella, hoy conocemos nuevas técnicas que permiten ser más eficientes a la hora de utilizar los recursos. Las respuestas se encuentran en la biotecnología agrícola.
Cómo la biotecnología ayuda a mitigar el cambio climático
La FAO describe la biotecnología como “toda técnica que utiliza organismos vivos o sustancias obtenidas de esos organismos para crear o modificar un producto con fines prácticos”, puede aplicarse a todo tipo de organismos, desde virus y bacterias a animales y plantas. Comprende una amplia variedad de instrumentos, desde el trabajo a nivel de estructura genética hasta con microorganismos de todo tipo, para elaborar productos agrícolas sin impacto sobre el medioambiente.
La ingeniería genética, por ejemplo, nos permite en la actualidad trabajar con semillas y nuevas variedades de cultivos más resistentes a plagas y enfermedades, así como a periodos de sequía o temperaturas extremas. Además, los transgénicos reducen la huella de carbono, ya que requieren menos tareas agrícolas y reducen el carbono que se libera durante la producción de alimentos. También está comprobado que las variedades biotecnológicas obtienen mayor rendimiento de las plantas en una misma superficie.
Pero el concepto de biotecnología es más amplio que el de la ingeniería genética. Si hablamos de bioestimulantes y biofertilizantes, su aportación a la mitigación del cambio climático también es importante. Veamos algunos ejemplos:
Las soluciones biotecnológicas permiten un mayor aprovechamiento de los nutrientes. ¿Cómo lo hacen? Estas soluciones ayudan a promover la presencia de microorganismos beneficiosos en el suelo, cuya actividad aumenta la disponibilidad de nutrientes para la planta. Con ello, los cultivos se desarrollan más fuertes, logrando un mejor rendimiento y la calidad de las cosechas. Con ello, se reduce la dependencia de insumos.
Fíjate en esto otro: los hongos micorrícicos, como Glomus iranicum var. tenuihypharum, patentado por Symborg y activo principal de nuestros bioestimulantes MycoUp, MycoUp 360, Resid MG y Resid HC, hacen que las plantas extraigan mayor cantidad de dióxido de carbono de la atmósfera. ¿Cómo funcionan? Así: Durante la fotosíntesis, las plantas extraen dióxido de carbono de la atmósfera, dióxido de carbono que acaba en parte en las raíces, donde los hongos forman simbiosis con las plantas. A través de los hongos, el carbono pasa al suelo donde acumulado durante periodos largos de tiempo ayuda a mitigar el aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Pero esto no es todo. Estas soluciones muestran una mayor tolerancia al estrés biótico (producido por otros seres vivos, animales, insectos, plantas, hongos, bacterias, patógenos, etc.) y abiótico (producido por factores como la temperatura, la sequía, las inundaciones, la salinidad del suelo, el uso de maquinaria u otras herramientas de labranza, etc.), motivo por el que también se reduce la necesidad de aplicación de otros insumos agrícolas.
Por otro lado, la biotecnología contribuye a mejorar la estructura del suelo y las propiedades físicas del mismo. Los microorganismos también participan en la formación de agregados estables de los que depende en gran medida la calidad, la evolución y la conservación del suelo, lo que conlleva beneficios medioambientales, con una menor producción de gases de efecto invernadero.
En Symborg llevamos más de una década desarrollando soluciones biotecnológicas y estamos muy orgullosos de contribuir con nuestro trabajo a proporcionar a los agricultores soluciones respetuosas con el medioambiente. ¿Quieres conocer la biotecnología de Symborg? Estamos aquí para ayudarte.